La terapia es una herramienta que nos ayuda a comprender y manejar nuestras emociones, pensamientos y comportamientos a través de un acompañamiento guiado donde aprenderemos herramientas de autoconocimiento, gestión emocional y relación con nosotras/os mismas/os y nuestro entorno.
Dar el paso de comenzar un proceso de terapia no siempre es fácil; al fin y al cabo, estamos abriéndonos a una persona desconocida, mostrando aquello que nos duele, nos preocupa o nos molesta.
Está bien que te tomes tu tiempo antes de dar ese paso, pero déjame que te explique brevemente algunas cosas sobre empezar un proceso terapéutico.
¿Cuándo es bueno acudir a terapia?
Empezar un proceso de terapia es una decisión muy personal y hay muchos motivos por los que poder empezar las sesiones. Algunos de ellos pueden ser:
– Sientes que te cuesta manejar algunos comportamientos, emociones o pensamientos, bien porque estés pasando por una etapa complicada o bien porque se deban a patrones que has aprendido y reproducido durante gran parte de tu vida.
– Sufres ansiedad, estrés, tristeza constante u otros síntomas que interfieren con tu vida diaria.
– Te sientes perdida/o o te cuesta conectar con tu entorno (aparentemente todo está bien pero sientes que hay algo que falla aunque no sepas qué).
– Hay cosas de tu pasado (patrones, recuerdos, etapas de tu vida) que sientes que te cuesta gestionar o comprender. Si tienes “heridas emocionales” que quieres sanar.
– Quieres conocerte mejor, profundizar en la persona que eres y lo que te mueve, comprendiendo también las cargas de tu pasado.
¿Cómo es la primera sesión de terapia?
La primera sesión suele ser el primer contacto entre terapeuta y paciente y, por tanto, es uno de los momentos clave de todo proceso. Por un lado, se empieza a construir el vínculo terapéutico (algo fundamental a lo largo de todo el proceso).
Para mí en esta primera sesión (y en el resto del proceso) es importante que te sientas cómoda/o, libre de expresar lo que quieras o necesites sin sentirse presionada/o ni juzgada/o. Durante este tiempo nos conoceremos y hablaremos de aquello que te preocupa o te genera malestar, siempre respetando tus tiempos. La terapia es un proceso que requiere paciencia; no te exijas ir a un ritmo superior del que puedes manejar.
También estableceremos los primeros objetivos de la terapia (qué quieres conseguir o qué cambios necesitas). No te preocupes si no lo tienes claro desde el comienzo; es normal, podemos ir estableciendo los objetivos a medida que avanzamos.
¿Qué necesito para empezar el proceso?
En primer lugar, necesitas buscar un terapeuta cuya formación y enfoque encaje con lo que quieres trabajar. Hay muchos enfoques y puedes investigar cuál te gusta más. Por ejemplo, en mi caso tengo un enfoque integrador basado en la terapia de trauma y apego (este enfoque abarca elementos de diferentes corrientes para poder adaptar las herramientas y técnicas necesarias en cada caso sin perder de vista la individualidad de cada persona. Además, el trabajo con trauma y apego me ayuda a dar una explicación a muchos de los síntomas y dolencias de cada persona al tener en cuenta no solo el presente sino también su pasado y la forma de relacionarse consigo mismo, con los demás y con su entorno).
Para que la terapia sea efectiva es importante que ambas partes se involucren en el proceso (acudir a las citas con regularidad, comprometerse con las sesiones y tareas que se pidan – siempre de forma consensuada, etc).
No pasa nada si hay ciertos temas que no quieres tratar al principio, podemos ir explorándolos a medida que vayas sintiéndote más cómoda/o si así lo deseas.
Dar este paso puede ayudarte a comprender mejor ciertos aspectos de ti y tu entorno, así como aprender herramientas para manejar el malestar y tener un espacio propio donde poder expresarte y cuidarte.
Si quieres comenzar, puedes rellenar este formulario, y si tienes dudas, también puedes contactar conmigo para resolverlas.